Nuestro cliente adquirió una máquina de segunda mano de mecanizado para la piedra. La necesidad de aumentar la producción de su fábrica y el precio la hacían inmejorable. Además, el vendedor le había descrito la eficiencia de la máquina, aunque no le demostró su correcto funcionamiento, y le indicó que estaban dispuestos a vendérsela solo a él, dadas las buenas relaciones comerciales que mantenían desde hacía algún tiempo.
Instalada en las instalaciones del comprador, la máquina generó los primeros errores en su puesta en marcha. Una semana después todavía no había producido una sola pieza, aunque el comprador había pagado por ella más de 25.000 €.
El enfoque del caso era evidente. El astuto vendedor le vendió al ingenuo comprador una máquina que no funcionaba correctamente.
Expuestos y acreditados los hechos, el juez resolvió el contrato por el incumplimiento de las obligaciones del vendedor, que tuvo que recoger la máquina y devolverle al comprador el precio, y con los intereses legales correspondientes.
Con el dinero recibido del cliente, finalmente, adquirió una máquina nueva.