Lamentablemente las discusiones entre padres e hijos pueden dar lugar a un delito de violencia doméstica, castigado con penas de prisión de hasta 3 años.
Cuando el hijo mayor de edad, que ya no vive con los padres, pero que todavía no ha alcanzado su plena independencia económica, exige una remuneración económica periódica, bajo la amenaza de causar algún mal a los padres, pone en riesgo su libertad.
La ley está para proteger el mantenimiento de la paz familiar. Sin embargo, deberá proporcionarse una prueba cierta de la convivencia entre padres e hijos para que la conducta sea un delito de violencia doméstica.
En un caso de violencia física entre padre e hijo, logramos una reducción de la condena apelando a la no-existencia de la convivencia.
La mediación familiar hizo el resto, ayudamos al cliente y a su familia para resolver el conflicto.